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Adriá Silk

Valoración:
90 % of 100
Vino Tinto Roble 2020
Zona: Bierzo
Bodega: Bodegas Adriá
Uva: Mencía
Botella: 0,75 L
Maridaje: Atado de pollo relleno con jamón y queso, Cazuela de pulpo
7,50 €
Disponibilidad: En existencia
Al mando de Bodegas Adriá está la tercera generación de elaboradores y viticultores de la familia, siguiendo una tradición que data desde hace casi un siglo. Está situada en Villafranca del Bierzo, zona privilegiada donde se cultiva la mejor uva mencía, al estar gran parte del viñedo en ladera y no haber zonas de regadío cercanas. Dichas condiciones favorecen la maduración sana de la uva, que no necesita tratamiento adicional. Este vino procede de uva Mencía 100% de viñas de 80 años. Cuenta con 4 meses en fudre de roble francés de tostado medio. Como su propio nombre indica, Vega Montán Silk es pura seda. Acaricia y seduce, con una textura frágil y a la vez envolvente. Los brillantes de su etiqueta nos remiten a toda una estrella en la mesa. Un vino versátil, vestido para triunfar y gustar a todo tipo de público. De atractivo color granate con ribetes violáceos. Nariz elegante y persistente donde se aprecian sutiles notas de violetas, fruta roja golosa y toques balsámicos. En boca es un vino equilibrado, con cierta frescura, suave, sedoso y de trago fácil. Vega Montán Silk es ideal con carnes rojas, asados, incluso caza, pero también armoniza con pastas y arroces y sobresale con quesos fermentados y embutidos. Es la compañía perfecta para el botillo (plato típico de la cocina Berciana).
Más Información
Tipo Vino Tinto
Uva Mencía
Barrica Roble
Denominación Bierzo
Bodega Bodegas Adriá
Añada 2020
Grados 14
Maridaje Atado de pollo relleno con jamón y queso, Cazuela de pulpo
Temperatura De 14 a 15ºC
Botella 0,75 L
Más información Un valenciano emprendedor, D. Francisco Pérez Adria, fascinado por el vino y las posibilidades elaboradoras de la mencía al que todos recuerdan como gran amante del Bierzo y enamorado de una berciana, Dña. Obdulia Caramés Sánchez, fundó, en 1940, la entonces llamada Bodega de Francisco Pérez Adriá, construida sobre El Registrador, la casa familiar, su primera bodega en Villafranca del Bierzo, sembrando el germen de una larga dinastía de bodegueros. Tras su desaparición, primero su viuda y luego su hija Rocío, continuaron la iniciativa de Pérez Adriá. La empresa cambia en 1975 su antigua denominación por la de Bodega Hija de Francisco Pérez Adriá, que pasaría a ser sociedad anónima con el mismo nombre en 1988. En 2002 por iniciativa de doña Rocío Pérez Caramés, siguiendo el objetivo y solera marcados por su padre, se crea una nueva sociedad, aplicando el conocimiento heredado de Hija de Francisco Pérez Adria S.A., con el nombre de Bodegas Adriá S.L. inscrita dentro Denominación de Origen Bierzo. Actualmente y relevando a Dña. Rocío, se encuentra su hija Dña. Margarita López-Teijón Pérez, tercera generación de elaboradores y viticultores, siguiendo la tradición y continuando con la labor iniciada por su abuelo hace casi un siglo. Los vinos, provenientes de vides centenarias de uva blanca y tinta se ajustan a las peculiaridades de los tintos de Mencía o blancos de Godello, los cuales, tienen un marcado carácter, típico de los grandes caldos bercianos, dada su ubicación, antigüedad, calidad de los suelos y un microclima único. En la zona de Villafranca del Bierzo se cultiva la mejor uva mencía de la zona, ya que la mayoría de su viñedo está en ladera y no hay zonas de regadío cercanas. Dichas condiciones favorecen la maduración sana de la uva, evitando los excesivos tratamientos fitosanitarios. Superficie Propia de Viñedo: 25 hectáreas (godello) entre 20 y 50 años de antigüedad en espaldera (Villafranca del Bierzo) Superficie Viñedo controlado: 25 hectáreas (mencía) pertenecientes a viticultores de la zona de entre 25 y 90 años de antigüedad en vaso (Villafranca del Bierzo, Valtuille de Arriba, Pieros) La solución para compensar la rebaja de producción en favor de la calidad es ir alquilando micro parcelas seleccionadas de viñedo situados entre los 450m. y 750m. Dependiendo de qué zonas, su producción está en una media de entre 2 a 3 kilos de uva por cepa. Se hace una poda de invierno selectiva, retirando mucha carga inicial de las yemas, y luego un par de podas en verde en verano, con las que se deja ya lo que se quiere con certeza que vaya a madurar. La cuestión radica en buscar un equilibrio en el viñedo entre fruto y masa foliar para garantizar una óptima maduración. Antes se miraba mucho el grado alcohólico y la acidez. Ahora, lo que realmente interesa no es eso, y lo que se cuida es la maduración de la piel, que es la que aporta el color y los antocianos. También la maduración de la pulpa, que es en donde está el grado alcohólico y la acidez, y después la maduración de las pepitas. Así se consigue un equilibrio, evitando vinos agresivos. Además, estos datos dan justo el momento óptimo de maduración. Sus viñedos producen la materia prima y reciben el trato mimoso de un equipo humano que se entrega con pasión y esmero al cultivo y producción de los vinos. Debido a la proximidad de la bodega con los viñedos, la uva es vendimiada manualmente y así pasa poco tiempo en contacto con el oxígeno, evitando posibles alteraciones y pérdidas de calidad por culpa de oxidaciones y fermentaciones espontáneas durante el tiempo transcurrido entre la viña y la llegada de la uva a la bodega.
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